17 de enero de 2012

El de Bizarro.

Historieta de introducción a mi personaje de Star Wars the Old Republic. 

Bizarro, Trooper Commando.

 

Silencio.

Abro los ojos.

El horizonte cae vertical y desenfocado en mi campo de visión. Humo. Encojo el codo sobre el que estoy tumbado para incorporarme. Pinchazo. Dolor.

Respiro fresco. No llevo mi casco. Respiro humo. Respiro polvo. Inhalo.

Sigue el silencio. Noto algo tibio cayendo por mi mejilla izquierda. Llega hasta el labio. Lo toco con la lengua. Sabor a hierro. Más dolor.

La visión se enfoca un poco. Todo gris. Disparos blaster iluminan todo de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Multicolor.

En el silencio aparece un pitido.

Algo me arrastra de repente hacia atrás, con fuerza. Me alejo. Un objeto blanco aparece delante de mi. Tapa el colorido de los blaster. Intento enfocar al rostro.

El pitido crece ensordecedor. Mis tímpanos entran en funcionamiento aceleradamente. Nausea física. Se juntan zumbidos, explosiones, gritos.

El objeto blanco se vuelve más nitido en mi visión. El casco de plastiacero desparece y delante hay un rostro humano. El pelo sudado le cae por la cara. Me grita. Mira hacia atrás. Vuelve a mirarme. Me grita de nuevo.

Creo que dice mi nombre. No se donde estoy. No se quién soy. Soy un soldado. No se... quién soy.

Un zumbido aterrador vuelve a cruzar el ambiente. Mi cuerpo se tensa. No se por qué. El rostro que me llamaba se aparta rápido a un lado. La fuerza que tiraba de mi me suelta. Oigo pasos alejarse. Oigo gritos.

La nueva descarga de mortero revienta muy cerca. Empujón. Golpeo el suelo con la cara. Tierra en mi boca.

Negro.

Silencio.

--- · ---


- Aún no entiendo su queja, Teniente. He venido a por este soldado, y me lo voy a llevar - Urt se giró hacia el hombre vestido de uniforme que hablaba a su espalda. Parecía tranquilo y seguro de sí mismo, con los brazos cruzados en posición de descanso.

- Es un soldado de mi escuadrón, y aquí debe quedarse.

- Si tanto le importa, explíquenos por qué este soldado estaba solo en su posición - continuó Urt haciendo un gesto hacia su compañero, Tatan’ga. El twi’lek llevaba las 2 lekku enroscadas alrededor de su cuello, con el mismo color rojizo de su cara, y parecía absorto en sus pensamientos, sin atender a la conversación.

- El resto del batallón siguió mis ordenes de retirada. Era imposible acceder a la posición del soldado B. Z. Todo está en el informe. Debíamos replegarnos. No podíamos ayudarle.

- Y el soldado... B. Z. ... decidió seguir en su puesto, ¿correcto?- inquirió el Sargento Urt.

- Así fue. Él no podía llegar hasta nosotros, nosotros hasta él tampoco. Se quedó aislado. No tengo que darle más explicaciones. A veces pasan estas cosas... como a muchos otros.

El Sargento no aguantó más, y le interrumpió con el rostro endurecido.

- ¿Como a muchos otros? Teniente, este soldado no es como los otros. Este soldado acaba de arriesgar su vida cuando todo parecía perdido. Gracias a gente como él, los ciudadanos de la República pueden dormir tranquilos en sus casas.

- Es un simple soldado, era una baja ya por adelantado.

- Si, pero llevaba razón, la posición se podía mantener. Pidió ayuda. Explicó la situación. Usted le ignoró.

El teniente dudo unos segundos, lo justo para que Urt continuara el discurso.

- Ese "simple" soldado, el solo, mantuvo una posición "según usted" indefendible, durante cuatro horas. Si no le hubieran dejado solo, ahora no estaríamos hablando de esto. Reaccionó tarde. Llegaron tarde a apoyarle. Fue error suyo, Teniente.

El Caballero Jedi, aún sin decir palabra, se volvió al alto cristal lleno de líquido donde flotaba inerte un cuerpo humano, ignorando por completo los gestos de impotencia del hombre uniformado que quedaba a su espalda. Estaba recordando en ese momento como sacó el cuerpo moribundo del soldado entre humo, rocas y maleza.

El Sargento se dirigió por última vez al Teniente. Esta visita era extraoficial, el rango militar aquí no servía para nada. Volvió a un tono calmado en su voz.

- Usted lo dio por muerto. No entiendo por qué tanto papeleo para que me lo lleve. Dio a este soldado por perdido, y yo me lo voy a llevar. No se hable más.

El teniente cerró los puños con fuerza, dio media vuelta y se marchó con paso firme por donde había venido, dejando al twi'lek y al Sargento en la sala de reanimación, mirando el cuerpo del soldado dentro del tanque de kolto. El Jedi cruzó los brazos dentro de las mangas de su túnica y se dirigió a los androides médicos que habían parado su labor.

- Continuad. Reparad todo lo que podáis.

- [] Señor [] La reparación de los tejidos cutáneos es aceptable, pero los daños internos han sido graves.[] La rehabilitación del sujeto puede ser larga y costosa []- la voz metálica del androide se calló.

- No importa lo que cueste. Tengo que llevarme a este soldado -Urt se anticipó en la respuesta. Sacó un holocomunicador y empezó a manipularlo mientras sonaban unos pitidos.

Mientras esperaba la respuesta del dispositivo, miró una carpeta que estaba cerca del tanque de kolto donde flotaba el soldado. El informe comenzaba con una página donde ponía: «Bince Zor: Caído en combate». Tatan’ga dirigió la mirada al mismo sitio. Arrancó esa página, la dobló con cuidado, y se la guardó en un pliegue de su túnica, intercambiando una sonrisa cómplice con el Sargento.

El holocomunicador emitió un pitido y apareció una pequeña figura de un Maestro Jedi, aparentemente Miraluka al mirar su rostro.

- Dorian. Prepara una ficha nueva. Tengo otro voluntario para Recios.

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